JOURNAL PERSONAL Y SIN AMBICIÓN PÚBLICA

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Happy Death Ian!!

Hoy se cumple el aniversario de la muerte de un atormentado ¿genio? Puede que lo que se llame talento sea más bien un rasgo de carácter, patología pura.

La muerte de Joe Strummer presenta para mí un trauma preexistencial, incluso que Cerati se hospitalice es causa de angustia; pero la muerte de Curtis no llega necesariamente a abarcar la descripción de tragedia. Sólo a Ian Curtis se le puede rememorar más su fallecimiento que nacimiento. Una muerte como la de él es como el final perfecto de un libro. Uno del maestro Allan Poe, obvio.

Elegante, color negro, muerto en vida, Ian falleció la noche que decidió de una soga colgarse en su cocina mientras escuchaba el disco de Iggy Pop, The Idiot. Antes ya había estado viendo una de sus películas preferidas, Stroszek de Werner Herzog, en la que se muestra la vida de un atormentado artista que al final se suicida. Sumada a una gira en Estados Unidos, un matrimonio infeliz y tras sufrir varios ataques epilépticos, llegó a su última resolución. Tal vez ya estaba muerto antes.

Sólo me queda agradecer que por Joy Division el día de hoy tengo a mi querido Interpol y muchas bandas comerciales más (sin Curtis no hubiera habido un Robert Smith, he dicho); y no sobra decir qu e incluso desde el otro mundo, Ian Curtis es capaz de hacerm e sentir escalofríos cuando caigo en la cuenta de que falleció a los 23 años. ¡Demonios!