JOURNAL PERSONAL Y SIN AMBICIÓN PÚBLICA

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Toc toc...

En realidad fue difícil decidirme a poner este artículo que acaban publicar en la revista Pharmanews. Creo que pudo quedarme mejor, pero prefiero que juzguen por uds. mismos.

M.

¿Quién no ha tenido pegada una canción en la cabeza todo el dia? Y a pesar de que intentas quitar esa tonada de tu mente, te es completamente imposible. Parecido a esto es la idea obsesiva, sólo que la intensidad puede llegar a variar. Muchas veces también denominamos obsesiones a nuestros gustos y aficiones. Decimos: “me obsesiona el tenis” o “siento obsesión por el chocolate”; pero muchas de estas ideas pueden pasar el límite de lo saludable o adaptable, y terminar por convertirse en un verdadero martirio. A diferencia de una simple canción o hobbie, la idea obsesiva no te permite desempeñarte en todas las demás actividades de tu vida.

Para poder comprender mejor cómo una obsesión puede afectar tu rutina diaria, puedes tratar de recordar aquella vez que peleaste con alguien u olvidaste hacer algo. Tu constante preocupación por esto no te permite concentrarte todo en lo demás, y pierdes tu tiempo tratando de buscarle solución a algo que en ese momento no te es posible resolver. Así de obstaculizante es para el obsesivo tener todo el tiempo en su cabeza un pensamiento similar. Una obsesión es una idea, impulso o imagen perseverante e intrusiva que es difícil de descartar de tu mente.

Imagina a alguien que no puede evitar preocuparse por haber dejado abierta la llave del gas. Aunque regrese y compruebe que no fue así, puede dudar de si se fijó bien y regresar de nuevo a verificar otras veinte veces. A menudo las ideas obsesivas se presentan en forma de amenazas. Suelen estar relacionadas con algún miedo (agresión, muerte, dolor), con la higiene (gérmenes, infecciones, enfermedades), la sexualidad (miedo al embarazo, contagio, una violación), etc.

Normalmente, las obsesiones vienen acompañadas de compulsiones y rituales que buscan reducir la ansiedad. Son conductas repetitivas que tratan de “borrar” el pensamiento obsesivo. Varios de estos casos son conocidos como TOC: Trastornos Obsesivos Compulsivos. Sin embargo, muchas veces las obsesiones, que son las que provocan la angustia, se presentan solas. Un ejemplo sería alguien que va a la Iglesia y teme soltar alguna palabra obscena en medio de la misa. A pesar de que todo indica que es improbable que esto suceda, la persona no puede dejar de sentir una terrible preocupación ante la mínima posibilidad de no poder controlarse.


Cualquiera podría llegar a pensar que una obsesión, al ser un pensamiento intrusivo, se parecería a un delirio persecutorio, propio de la psicosis o la esquizofrenia. Aunque así lo asimile, lo cierto es que a diferencia de los delirios y alucinaciones que tienen los psicóticos, las personas obsesivas sí están conscientes de que sus pensamientos carecen de lógica. Les parecen irracionales y exageradas estas ideas, aunque las tengan todo el tiempo. Sin embargo, eso no les evita preocuparse y sentir desesperación por ellas. Usualmente, lo viven como una ida externa que no los deja en paz. La mayoría, incluso, suele decir frases como: “ya sé que es ridículo revisar tantas veces el cerrojo de la puerta, pero no puedo evitar dejar de dormir pensando en ello”.

Aún no existe una causa precisa que describa el porqué de las obsesiones. Lo que sí se ha logrado averiguar, según varias investigaciones, es que es común que aparezcan desde la niñez, aunque no necesariamente ocurre en todos los casos. Se ha detectado que además de causas fisiológicas que pueden ir desde anormalidades en las áreas subcorticales del cerebro, también existen muchos factores en el desarrollo. Habitualmente, este tipo de personas tuvieron una infancia bastante estricta e inflexible, en la que el deber se anteponía a todo lo demás. De ahí que la idea de hacer algo “indebido” los exponga a un castigo o algún peligro, como cuando eran pequeños y se les advertía de no hacer algo en concreto.

La mayoría son personas sumamente responsables que ponen mucha atención en los detalles, de ahí que muchos llamen obsesivos a las personas que son perfeccionistas en su trabajo. Pero muchas veces esta eficacia en el terreno laboral se ve balanceada con dificultades en el ámbito social. A muchas de las personas que tienden a ser obsesivas no les gusta socializar y, sobre todo, les cuesta mucho adaptarse a nuevos ambientes. Sienten temor de perder el control de sus obsesiones ante lo nuevo y estar en mayor riesgo de algún peligro. Por ejemplo, aquél que huye de los gérmenes, no podrá pasar un rato agradable en un día de campo con sus amigos, al menos no sin temer ensuciarse con la tierra o no poder contar con sanitarios que sepa que están limpios. De ahí que esa angustia les provoque que eviten este tipo de situaciones.

Existen distintos tipos de tratamiento para estos pacientes. Normalmente, se les diagnostica algún fármaco ansiolítico para que logren controlar primero su ansiedad y así poder tratar sus síntomas. Muchos tienden a buscar terapias conductistas que son rápidas y eficaces, pero que pueden llegar a detonar nuevas obsesiones. Pero lo cierto es que sin una buena contención terapéutica, esta angustia podría llegar a salirse de sus manos y los síntomas agravarse. Por eso, lo más recomendable será asistir a una psicoterapia que tenga mayor duración o que permita encontrar las causas de estos comportamientos, para dejar de repetir patrones de conducta. Muchas de las obsesiones detonan después de algún evento importante.

No obstante, es importante señalar que no todos los casos son iguales, y así como existen diferentes tipos de obsesiones también existen distintos tipos de tratamiento. Las obsesiones las tenemos todos, pero su intensidad y duración determinarán si son trastornos o sólo simples síntomas. Lo más recomendable siempre será buscar la ayuda de algún experto que sepa asesorar acerca del tema, con el fin de buscar solución al padecimiento de la persona obsesiva.